Claude Monet
Envuelve
mi cuerpo con tu cuerpo
hacia el cauce del rojo coral
y sus carnosos humedales,
a la pequeña boca
de anémonas risueñas.
Allá abajo,
navego y navego
inerme a la deriva
y en restriego suave
de nubes saladas.
Envuelve
mi cuerpo con tu cuerpo
en la perpetua arena,
en la plenitud del océano
cuando lleno con semillas
tu mano, tu espalda,
y con mi gran pincel
embadurno de perlas
tu vereda de vértebras
en el lumbar naciente.
Marina dicha de siameses
antes de volver el sol,
pues a pesar de ser
un obseso diurno,
todas mis creaciones
son nocturnas,
porque venero
el sopor que viene
como respiro suave
del clamor y la agonía.