lunes, 23 de mayo de 2022

La sumersión de Sodoma

Solo en las noches 

las formas pierden su forma

y uno se halla 

en el cenit de los abismos. 

Entonces, 

aquella ciudad 

que fuera para mí un ente, 

un perfume, una dama,

naufraga vestida de neones. 

A estas fechas 

se habrá hundido 

en su propio tumulto, 

en los abultados senos 

de una urbanidad amorfa. 

En ese apretujar de carcajadas  

que en ondas repetidas festejaron 

la pudrición de cada rosa, 

y celebraron a su reina 

con un aquelarre de sombras. 

La soledad de los cetaceos

habrá sido estrellada en los acantilados, 

suavemente, 

con su único arpón a la deriva

y ese aroma dulzón a muerte

frotada entre la carne

que se evapora en las olas. 

Sodoma fue tragada 

por el Mar del Norte 

cuando los eriales resintintieron

el deshielo de los polos.

En ese tipo de tragedia, 

hasta la poca tierra se agusana. 

Que se descubra de una vez 

la falsa bondad de los tan demasiados

 y se perfeccione su odio

en destrucción y ruina. 

Que en el fondo del agua salada 

sólo quede una silueta

y muchos huesos de cantera

arrumbados en un camino  

que recuerda su pulcritud 

y el adoquín. 

ahora repleto de cangrejos.