jueves, 25 de marzo de 2021

Contranatura

  


Será de día o será de noche 

cuando la naturaleza 

ejecute su justa venganza. 

Y será implacable, 

lanzándonos hojas secas, 

precipitando en nuestra cara  

una lluvia de metano. 

No descenderá el consuelo 

sino el monstruoso 

soberano de Gila

con sus líquidos rencores, 

bañados todos 

de acumulada rabia. 

La naturaleza harta ya 

de la infamia y la mutilación, 

escupirá a sus hijos, 

a esos que alguna vez 

le dedicaron el altar más venerado, 

y que al final, 

dejaron de llevarle flores

abandonando los cultivos, 

la inocente ofrenda

en la perfección de lo hermoso.


¡Cuánta oscura magia

brotará de sus cráteres! 

De sus filosas cordilleras 

ordenadas todas

como espinazo y como astilla. 

Se escurrirán los magmas

para fundir urbanidades.

Sus silencios,

más oscuros últimamente, 

resguardarán la tormenta.

No hace falta predicción.

El estertor en las cavernas 

se convierte en cataclismo

que ensangrentadas lunas

vaticinaron mes con mes.

Bajo el caparazón de una tortuga, 

asfixiada de polímeros, 

se inflamaba la desdicha.

Alguien puso ese hueco

en sus oídos 

para escuchar en vez del mar

la nada. 

Un cetáceo a solas canta

las canciones más amargas

que introducen los tsunamis

tierra adentro.


Velorios submarinos 

de la suciedad

que llevamos manifiesta,  

verdugos diminutos,

casi virus, casi viento

nos atraviesan por la sangre. 

Se endurecerá la piel

de aquel árbol sempiterno, 

mutilado, 

que jamás alzó la voz

por mera compasión hacia nosotros.

El bosque entero 

se secará de pronto 

para ya no dar refugio ni alimento,

para ya resquebrajarnos. 

Se secará como los mares 

pudriendo el trigo bajo el lodo, 

pues tanta tristeza 

tanto derrumbe provocado 

no volverá a ser colmado 

por el sol ni las estrellas.


Santa María Regla,

Huasca 2021.