martes, 28 de septiembre de 2021

EL RONRONEO DE LA MUERTE


Entra paciente

con la gelidez de su consuelo

que se incrusta por la vena.

Un aire afrutado deviene,

irrumpiendo con dulzón fermento

las cornucopias de la carne.

Olor a transfiguración,

a olvido e indolora ausencia.

Tan eternos somos

en tanto que dura el alba.

Gráciles felinos

agazapados en la mesa.

Frágiles orquídeas

moteadas de colores inauditos.

Nada escapará

al señorío de la ceniza.

Nadie tiene el poder suficiente

parar aletear más rápido

que un glorioso colibrí.

Todo lo sepulta el polvo

y nada es más poderoso

que la nada. 

Nos ahogará amorosamente  

en una sola y última sonrisa,

fugaz premonición en dicha

antes de cubrirnos

con su lengua persistente

que nos zumba al oído.


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