viernes, 20 de diciembre de 2013

ARREBATO (soneto)


Impedí el violento arrastre del río,

al frenético viento por mi mano

así, el ímpetu de un mundo tirano

y al cielo le hurté sus gloriosos brillos.

 

Quizá con ira sometí al impío,

no me vieron como hombre o como hermano.

Un dolor reflejé desesperado

en el ojo negro, iracundo y frío.

A la noche hurté todas sus estrellas,

al día su luz y sus amplios valles.

Yo les absorbí su esencia vital.

 

Todo lo incineré hasta las cenizas,

Sometí imperios y los grandes reyes

Un diurno reyisida, he sido tal.

 

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