Déjame poseerte
de otras maneras,
ahora que,
las ruinas de tu cuerpo
amanecen vulnerables,
ahora que
la confianza
de tu jovial carne
se retira.
Han transcurrido las tardes,
estragos han hecho de ti.
¿Adónde tu orgullo?
¿Adónde tu labia empoderada
en el óvalo de tu reflejo?
Te han vuelto humilde
las primeras canas.
El sabor amargo
de la decadencia
que llega sin sabiduría
y sin alegrías
que no supiste atesorar.
Mujer de madurez marchita,
¿por qué sigues buscado el amor?
Si lo encontraras,
desearías no haberlo invocado,
pues el amor visita
sólo una vez nuestros corazones
y sólo esa vez puede brillar
con más intensidad
que el sol.
*Detalle de la fachada del palacio construido por Adrián Ximénez de Almendral en 1760 y después propiedad de los condes Heras y Soto. Calle República de Chile 8, Centro Histórico, CDMX.
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