Auguste Rodin, El pensador.
El
aplastante mundo
dirige
su rígido mármol
para
capturar hombres-avispa,
hombres
minúsculos como un grano de sal
pero
menos dolorosos que la herida pétrea
que
se abre por la hostilidad de los beodos,
siempre
atentos desde su pequeñez
para
bloquear al elevado,
a
los sublimes, a los despiertos.
Este
mundo sería otro
sin
aquellos que estercolan las verdades.
Esta
tierra devastada sería distinta
sin
aquellos que erosionan sus entrañas.
La
idiotez de los hombres
inmolados
por la piedra de la impertinencia,
es
la misma que ha perforado
el
dulce suelo de los afligidos.
¡Gólems
en desmoronamiento!
Muchedumbre
de término medio.
¡Mediocres!
Trozos
de sucio pedernal
inutilizados
para el fuego.
¡Dejen
en paz a los herederos de la luz!
Dejen
en paz
a
los que aman sin medida cada hoja
de
este jardín desecho en sus pezuñas.
* * *
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