viernes, 21 de noviembre de 2014

ÁRBOL TRAS ÁRBOL



Estuvo con nosotros

el apacible aliento del bosque,

la niebla,

los cristales líquidos del cielo,

la lluvia.

Árbol tras árbol en custodia,

velando

nuestros muslos al desnudo,

nuestra cara hecha una.

 

Como hoja frente al viento

temblaban tus párpados,

recorriendo

una tumba inmemorial.

No había pájaros,

estábamos nosotros solos,

flotando

con el aroma a tierra dulce,

frotando

nuestros labios.

Sí,

unos labios saturados

de llorosas alegrías.



          *      *     *

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