Embriagadora delicia espontánea,
custodia perpetua, en vilo radiante,
dicta mi labia, caricia de amante
y evoca mi piel la piel de tu palma.
Destello vivo de abundante calma
tumbado bajo el vacío imperante,
de signo ausente, de fino diamante
huyendo a ciegas de tus ojos flama.
Sin mácula ha sido, esencia de lirio,
envanesce altiva en hondos placeres,
ya sean de materia o de martirio.
Creamos criaturas hechas de vidrio
acallando ese hastío entre paredes.
Así vino el sueño, así aquel delirio.
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