Ruines de l'ancien presbytère San Pedro Tlaquilpan |
La
nube gris cobijó mis tierras.
El
inamovible gigante pétreo
meditando,
la montaña
y
una iglesia.
Un
millar de espinas,
mi
fortaleza,
un
barranco, el foso.
Dos
aves
jugueteando.
Inmerso
estaba,
suspendido
en
alguna zona saturada
de
espectral realismo.
Era
una tarde bella
y
el viento gemía
mis
oráculos.
Sabrían
que me iría,
sabrían
que regresaría.
Llegará
el momento exacto
de volver a casa
a la hora de la cena.
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