miércoles, 11 de octubre de 2023

ECLIPSE


Todos esperan 

ser abrazados por el sol,

diluidos en el vicio constante 

de su aura y su consuelo.

Ser imantados 

por su mirada fecunda

como la semilla austera

en vísperas de la tormenta. 


Incluso los peces 

fosilizados en el turquesa 

esperan,

esos mismos que aliviaron 

mi hambre cuando era niño.

El manantial, 

celestial espejo,

en su azul aguarda,

el mismo que sació mi sed

en aquel entonces.


Lejos, muy lejos,

de la humildad de los que enferman 

y ven a los otros con misericordia

porque se van adelantando

en el camino,

el hedor de la cordura

envenena la lógica del mundo.

Raras veces 

me llega el rumor de estar vivo

cuando el astro radiante 

se empotra sobre el oyamel.


Hoy, las nubes conspiran 

para sobajarlo. 

¡Sol asesino de sombras!

Quien me llegue a conocer, 

sabrá que soy un trozo de bosque, 

el rumor del agua,    

un hongo quieto que tiene sueño 

apenas deja de caer la lluvia. 

Quien me llegue a conocer 

sabrá que quiero atravesarme 

con una punta de obsidiana  

y que esos infinitos ecos en la cueva,

alaridos de gamuza,

jamás podrá callarlos nadie. 


Una bellota rodó  

al crepitar las arañas con su marcha

el silencio bajo la hojarasca.

Parvadas de plumas se elevan

esperando que mis versos sean

perfectos hexágonos

fijados al basalto

que atravesarán el ojo del sol

como la astilla atravesó 

la lengua de los necios.


Argolla centelleante,

anillo de fuego, 

luciérnaga furiosa

en el telar nocturno de la nada.

¡Maldito por la eternidad, 

el sol que fermenta las heridas!

¡Mira cómo hacen el amor tus flamas

justo detrás de la preciosa luna!

¡Mira que el eclipse pasa

como el chispazo de un insecto 

que ha saltado afuera 

de este manto inmaculado.