miércoles, 31 de octubre de 2018

ME VIENE DE PRONTO TU NOMBRE (Poema al Che Guevara)




ME VIENE DE PRONTO TU NOMBRE

Che, testificamos tus nupcias en Tepotzotlán,
cuando nuestra bienamada tierra te unió con Hilda Gadea.
Un colibrí, numen de la guerra, te coronó de soles
antes de elegir un bando en la perpetua lucha libertaria.
La selva del sur te obsequió un jaguar como guía
y un quetzal que bajaría del cielo con oráculos.
México te crió revolucionario, Che, no lo olvides.
Sus noches de luna con su gesta de luz te cobijaron.
Desde entonces, como hoy, el festín de los despojos
que deja la codicia esparce su terror grandilocuente.
La serenidad de la hierba se perturbó de tanta opresión
y se enroscaba tiritando de infinitos, de pus nocturna,
de ojivas de capitales en los bancos y mercados.
América aún te necesita, Ernesto Che Guevara.
La verdad sepultará al avaro, la codiciosa bestia,
a sus carcajadas y a todos sus adeptos que le aplauden.
Sepultará sus toscos cuerpos que se beberá el olvido.
Cercenará sus cabezas, terrones diluidos en la boca de la nada.
Che, tu soñaste a párpado abierto sin temores cotidianos,
nunca extraviaste el fuego que trozaría nuestras cadenas.
Salimos de la cueva, donde las hienas danzan como sombras,
con sus gobiernos que se ufanan de explotar a los obreros
y pisar los cadáveres de sus hijos, con la garra de su pata 
sobre el frágil cuello, y la otra pata, sobre el vientre infante.
Era momento de abolir los pedestales, tú lo sabías Che.
De nuevo, el vapor de un sol pequeñito dentro mío,
de ciertos encantos de igualdad, viene a mi brasa 
y se deja caer a manera de lluvia en escarlatas relucientes.
Exalto de la vid fraterna que pasamos de boca en boca
como el canto continuo de lenguajes sumerios, antiguos.
Y me viene de pronto tu nombre a la memoria:
Che Guevara de la Serna.


                                                 -Hans Giébe

miércoles, 14 de marzo de 2018

SILENTE ASTRO DE CIENCIA (Poema dedicado a Stephen Hawking)

SILENTE ASTRO DE CIENCIA

           Dedicado a Stephen Hawking



Al gran explorador del universo,
que la inmovilidad fue acorralando de a poco, como quien aplasta con el dedo al lento caracol para no dejarlo avanzar sobre la piedra y la esmeralda.
A quien el fatal quietismo propio de los muertos no amedrentó. Al que no pudo incar la depresión por su impoder de llevar el bocado con su propio brazo hasta los labios entumecidos de materia. Nadie, ni la vileza de la anunciada muerte pudo destruir esa curiosidad del niño que se pregunta de dónde venimos y hacia dónde vamos.
Al aventurado hombre de ciencia, quien no se derrotó por adherirse a un destino burlesco, a una simple silla con altavoz electrizante, mecanismo que ha propagado la era de la máquina, infame copia entrecableada de los vivos. Robot significa esclavo en checo, pero también amigo cuando el amigo no puede atender debidamente a quien admira. Esa voz fragmentada de palabras mecánicas, lúcidos insectos garabateados en la pantalla, habrán de hacer un eco perpetuo de tus pensamientos.
El par de bondadosas ruecas te trasladaban con todo tu genio, con toda tu matemática de astros primitivos, recubriendo tu nariz de polvo estelar por tanto recorrer los mundos.
Se paralizó el doliente músculo pero jamás tu sonrisa ni la luz impresa en tu iris símil del abismo. ¡Sí, la luz danzaba con atavíos impecables en el lindero de ese remolino negro en el centro de tus ojos! A decir del tiempo, lo doblabas como una hoja de papel junto a elaborados simbolismos.
Tu perfecta matemática es poesía, pero la exactitud de mis abandonos es poético. Visitaste otras galaxias aún desconocidas que yo he colonizado con mis versos. Indagaste los misterios, el otro lado de la realidad. Atravesaste a lomo de ecuaciones las frías gargantas ennegrecidas de los gusanos para encontrar que otra realidad se ha tejido en el más allá de lo palpable. Al asomarte en esa ventana oscura, con cortinas nebulosas, otro científico de rostro familiar te miraba con el mismo asombro. El uno al otro se preguntaban por el paralelismo de los sueños.
Naciste libre y libre te retiras con los designios astrológicos bien fundamentados. Naciste trescientos años después de fallecido Galileo, y has muerto el mismo día en que nació aquel alemán que jugaba a las cartas y los dados con el gran diseñador ausente.
Al sagaz hombre sin dios, que jamás necesitó de su consuelo para alabar las maravillas del universo. Que jamás le rindió plegaria alguna para demostrar el milagro de cada diminuta astilla de materia suspendida entre la nada... Al valeroso hombre de ciencia que educó al ahora poeta que le escribe. Al que me acompañó en esas alucinaciones de viajero errante por Ganimedes y Fobos cuando yo era adolescente solitario y bailaba en los discos de Saturno.
A mis quince años leí tu breve historia del tiempo, tus desafiantes postulados de una alquimia más preciosa que la alquimia. Me ungiste de valerosa ciencia y fijaste el sólido dintel sobre mis dos columnas, la una de razón y la otra de hueso quebradizo. En cada vértebra mía, una pregunta de ciencia se escondía para trepar lentamente hasta el capitel de la evidencia. Mi ciencia consistía en una encolerizada poética fugaz que imitaba los cometas.
Ahora todos te celebran, los temerosos feligreses y lo no creyentes a la par. La humildad del científico consiste en admitir nuestra nadería de humanos, nuestra insignificancia frente a las estrellas, pero una insignificancia hermosa según nos enseñaste.
Oh, pequeño inglés, permite que este poeta lleve tus cenizas a la orilla del universo, y con los pies desnudos las esparza en el silencio.

                                                                     -Hans Giébe

jueves, 22 de febrero de 2018

Muralismo: realidad develada en colores por acuciosos artistas





Muralismo: realidad develada en colores por acuciosos artistas

La pintura tiene la preponderancia de expresar el sentimiento, pensamiento, cultura, e historia de un pueblo.

lunes, 15 de enero de 2018

Sobre las edades del amor





Estimado alumno:


Ninguna edad, ningún tiempo, ninguna condición, clase o estatus pueden limitar al amor. Ni siquiera la muerte tiene poder sobre el amor. La oscuridad no pudo detener la entrada en este mundo del primer haz de luz, que era pequeñito, y que pudo romper todas las notas de infinita quietud aquella noche triste sin amantes. Eso es el amor... Un sol compacto, diminuto, en cada pecho inflamado de vital esencia. Cuando se ama, se ama completamente, o no se ama. Con cada corazonada que se escapa del millar de poros de tu cuerpo, con cada exhalación de sueño enamorado que se cuela de tu iris al iris de tu amada, lo inerte resucita sin parar. Cuando es real, se ama con tal potencia que las estrellas palidecen, las flores se inclinan a tu paso y el aire toma un flujo enrarecido. El amor es el más grande de los misterios aleteando bobamente en tu nariz. Puede aparentar complejidad, pero es un acto simple de perfección interna. La creación es hermana del amor. Lo que surge de la nada es un acto en donde la novedad del ser se regocija. Amar es una iluminación interior sin necesidad de despertares ni meditaciones, la sonrisa traviesa del niño al contar los pétalos, el diente de león vagante en un mediodía cualquiera.
A diferencia de muchos, yo creo que se ama una sola vez en la vida. Esto no es de opiniones, es acerca de conocer la verdad del amor. El sol es uno. Las percepciones del sol son muchas, pero no porque algunos piensen que el sol es una divinidad, eso es real. El sol es un astro que aparenta vida. El amor se comprueba a sí mismo en cada pequeño acto de creación y júbilo. Porque en esos infinitos actos de alegría, el amor le dice a la muerte que es más poderoso que ella. Se ama una sola vez. Las demás experiencias son vagas imitaciones de aquel amor único; y al paso del tiempo uno se engaña en buscar la verdad, cuando la verdad ha revelado su crudo dictamen al regalo de las primeras impresiones. Cuerpo y mente no están separados de la experiencia del amor. Si uno separa a la mente, el acto de amar es limitado, como el de los gatos y las aves, pero si uno involucra a la mente, surge la poesía. Uno compone una sonata, pinta un retrato de aquello que se ama, le escribe un poema a la amada.
Si alguien te ha encontrado y tú la has encontrado, y esto es muestra de una improbabilidad latente, y además coincide en que no hay edad para amar y lleguen a amarse con tanta potencia que parezca que han enloquecido tan sólo de probar la vida entre sus labios... No la abandones ni juegues con ella, porque si lo haces, la vida te dará la espalda y es probable que no quiera repetir otro milagro para ti por haberla despreciado. Se ama una sola vez en la vida...
Definitivamente no eres muy joven para pensar en el amor autentico. Al contrario, este mundo ha envejecido y está al borde del vacío, por eso es que incrusta la duda en ti. No hay tiempo, lugar o persona que limite el ariete de luz con el que el amor rompe la endurecida pared de la nada, y, con ese esfuerzo, aparezca un nuevo milagro en este yermo desierto en forma de una flor, así nada más, sin mayor protección ante la muerte que la belleza posada sobre sus pétalos. Eso es el amor.

-Hans Giébe