OBA*
¡Poesía!
Cuando deambula el príncipe rapsoda
como pocos de su antigua estirpe
por los pasillos de las siete atalayas.
Practicaba el quieto arte de las letras
con un cetro empuñado entre sus dedos.
¡Historia!
Siendo soberano de apaciguada violencia,
vestía un capa y corona ligera,
imperceptibles al ojo de la muchedumbre.
Acariciaba el misticismo
de millones de terrosos pergaminos
custodiando
diálogos babilónicos...
¡Astronomía
En la inmensidad apilada del signo
exploraba un laberinto de libros
había vértigo y contemplación.
En la biblioteca se guarda
la herencia soberbia del hombre.
las pudo ecapsular a todas
en una memoria sintética,
las ciencias y las artes
todas juntas en su palma.
¡Psicología!
Bastión de monitores y grilletes de plasma
girando en los fosos de la incertidumbre.
Tormento de sabiduría, luz nebulosa
elevándose por
el séptimo piso
Lo sedujo el reino de la
¡Matemáticas
¡Economía!
¡Filosofía!
La menos práctica de las ciencias pero
matriz única de la totalidad.
Pasaba las horas vigilante, taciturno,
hasta que lo
hermoseo el dolor de su soledad.
Sentado desde un trono al azar, buscaba
la vista al barco y un cíclope de de concreto.
Aislado, hundido en su arrogancia al imaginar ser el
soberano absoluto, agitaba los planetas que había
atrapado en una
protoesfera de cristal, una gota y
auténticos copos
de nieve,
agitaba el cosmos con su
insaciable
apetito de conocimiento y degustaba
un vívido sentir de perdición.
Cada día se paseaba en el extremo
de las cosas infinitas
para contemplar
desde su castillo
acunar en la
palma izquierda de su mano
todas las tragicomedias en el horizonte
pecaminoso
de fino hedonismo
de la ciudad más liberal de Europa.
*
Openbare Bibliotheek Amsterdam