Para Martha Obregón Lavín
con amistad y afecto.
Hoy me siento más cerca de las letras
que de la propia carne de mi cuerpo.
La misma carne que aprisiona lento
en el invierno de praderas quietas.
Hoy me vino el vino de un haiku suelto
como una flor en el cerezo envuelta
en meditación su profunda e incierta.
con sus tres versos de katana puestos.
Su imagen es un saque apetecible.
Bajo el bonsái y de capilar funesto,
un samurái con armadura y sable.
Me siento tan alejado del resto
de cuya letra es grieta venerable
y mi poesía un cantar modesto.
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