Cuando te vayas
tu vaso seguirá aquí.
La luna seguirá allí,
tu libro, tu almohada,
porque en realidad,
nada fue de ti.
Cuando te vayas
habrá un minuto de cantares,
de las aves que no lograste asesinar,
un crepitar de bosque
que el hacha no decapitó,
porque en realidad,
nada fue de ti.
Cuando te vayas
se despojarán del grillete
los seres que no lograste someter.
Las lagunas que no pudiste envenenar
reflejaran la media luna jubilosas,
porque en realidad,
nada fue de ti.
Cuando te vayas
retornarán las luciérnagas
a la plenitud de las noches
y cada trozo de nube
que no pudiste deshilar,
porque en verdad,
nada fue de ti.
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