Es
el efecto de todo vacío en la nervadura,
la
sincera comicidad de una pluma
que
ha caído en el arroyo.
Presentimiento
de saberse en el allí.
Ahogarse
en uno mismo es ahogarse
sin
hipocresías ni retorno.
Un
valor único
a
la vida pertenece:
la
sensación,
que
es emperatriz totalitaria,
el
justo tirano para estos cuerpos
imperfectos.
Si
fuéramos únicamente sensación,
sin
necesidad de quebrantar
este
callejón pulimentado
por
la gracia de las insidiosas moscas,
bien
podría llamarse paraíso.
Si
tan solo en esta médula
de
ciego mirar
no
hubiera pensamientos,
tan
sólo sentires,
un
nirvana asequible
bien
podría manifestarse
en
nuestros labios.
Un
satori colmado de silencios.
Si
tan solo sensación fuéramos,
como
diente de león arrastrado en la tormenta,
vida
pura probaríamos sin descanso
hasta
fundirnos en nosotros mismos,
ya
sin límites,
ya distantes de confines.
* * *
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