AJEDREZ
Estratagemas de la guerra
Definitivamente no puede ser un simple
juego el ajedrez cuando guarda en sus principios la dialéctica y la lógica, la
equidad y el equilibrio, las terribles consecuencias de una decisión debilitada
o una decisión precisa. La pureza de la geometría. En el ajedrez coexiste la
exactitud y la infinitud, pero sobre todo, el temple de la guerra. El ajedrez
ni es juego ni es ciencia, para ser precisos, es la manifestación palpable y
dicromática del arriba y del abajo, un abalorio cuadriculado que evoca a la
noche y al día, a la vida del vencedor y la muerte del vencido.
El ajedrez se vincula con todas las leyes
herméticas posibles cuando confronta a los
diminutos ejércitos de dos naciones sintetizadas en hileras de ocho
combatientes, que incluye un orden social, un rôle el cual no se puede transgredir a menos de que un vasallo que
alcance las fronteras del enemigo pueda ser coronado con honores para
salvaguardar a los suyos. Unos nacieron peones, otros caballeros y obispos, muy
pocos heredaron un pequeño reino de 64 escaques, un territorio que defenderán
hasta el final. La guerra es la
quintaesencia del llamado juego del ajedrez. El estudio de las estrategias se
ha prolongado por más de quinientos años y, por lo menos, mil años deberíamos
agregar hasta el momento de su invención o el descubrimiento de sus leyes.
Las probabilidades de su origen se
remontan a las regiones de la India durante el Imperio Gupta hacia el siglo VI
de nuestra era. Tenía el nombre de Chaturanga
que se refería, evidentemente, a un ejército con sus carros, elefantes,
caballería e infantería. Hay quienes proponen la tesis de un origen griego,
llevada por Alejandro Magno hasta Asia tres siglos antes de Cristo.
Hay al menos tres leyendas que explican
su invención. El libro Shāh-nāmeh cuenta
la historia del brahmán Sessa Ibn Daher, quien creó el juego a petición de un
rajá indio y, como recompensa, le pidió un grano de trigo por el primer escaque
del tablero, duplicando progresivamente la cantidad por cada nuevo escaque. En
la otrora región de Persia se encontraron las piezas arqueológicas más antiguas
del ajedrez, localizadas cerca de la ciudad de Samarcanda, en el actual
Uzbekistán. Las denominadas piezas de Afrasiab son siete en número (1 Rey, 1
Torre, 1 Visir, 2 Caballos y 2 Peones), con un tamaño medio de 3 cm, y fueron
fechadas en el siglo VII.
En Persia, el antiquísimo nombre del
juego Chaturanga pasó a llamarse Chatrang, donde también se introdujo la
expresión Shah, actual “jaque”, usado
para adevertir una amenaza al rey del adversario. Shāh-mat (jaque mate) significa que el rey ha sido emboscado,
capturado o muerto, y así se indica el final de una partida.
La guerra entre culturas incluía una
guerra sobre el tablero. El Shatranj
(ajedrez) fue introducido en Europa por los árabes alrededor del siglo X, a
través de la conquista de España. Se esparció por el continente europeo a
finales del siglo XI. El poema Versus de
Scachis, encontrado en un monasterio en Suiza hace la primera mención de la
Dama (Regina, en latín). Cabe
mencionar que no siempre fue bien visto el tablero de las 64 casillas, pues hasta
aproximadamente el siglo XIV, la práctica del ajedrez fue prohibida en países
como Francia, Rusia, Inglaterra y Alemania, y por diferentes religiones como la
Iglesia ortodoxa, el islam, el judaísmo y el catolicismo.
Ya en el siglo XV el ajedrez tuvo su
propio renacimiento en el sur de Europa, volviendo obsoleto todo el
conocimiento adquirido previamente sobre la teoría de aperturas y finales,
debido a la gran movilidad de las piezas nuevas. Surgieron entonces los
primeros análisis y libros contemplando nuevas reglas, el de Luis Ramírez de
Lucena en Repetición de amores y arte de
ajedrez (1497), Damiano en Questo
Libro e da Imparare Giocare a Scachi (1512) y Ruy López de Segura en Libro de la invención liberal y arte del
juego del axedrez (1561), siendo este último el jugador más fuerte de la
época y el primero en formalizar las reglas del enroque en un solo movimiento y la
captura al paso. En la época moderna, en 1749, Philidor publicó su libro L'analizar des échecs con el que inicia
el análisis metódico de las partidas de ajedrez.
Algunas escuelas de ajedrez como la
soviética, cuyos líderes políticos incentivaban la enseñanza del ajedrez a las
masas, tuvieron el propósito de entrenar la mente y prepararla para la guerra
en tiempos de paz. Todo dio un giro cuando en 1997 el superordenador Deep Blue derrotó a Kasparov, campeón
del mundo. Ahora la guerra no sólo es entre humanos, sino también entre la
mente humana versus las máquinas.
Baste la interesante historia de esta
estratagema binatural del ajedrez para dar prueba del origen bélico de este
hermoso “juego”. Sus artilugios de guerra seguirán vigentes por centurias.
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